Mar Suzman, jefe ejecutivo de la Fundación Bill y Melinda Gates, la fundación privada de caridad más grande del mundo, enfatizó que, “después de 20 años consecutivos de disminución de la pobreza extrema”, ahora, se observa un “retroceso”. “Casi 40 millones de personas han caído en la pobreza extrema. Eso es más de un millón por semana desde que llegó el virus”. “El COVID-19 provocó un retroceso en la salud global con una considerable caída de los niveles de inmunización, es decir, una vuelta atrás de “25 años en 25 semanas”, por lo que es “muy importante” lo que “el mundo haga en los próximos meses””.
Difícil visualizar lo que será el mundo luego de esta pandemia. Mucha desigualdad en el mundo. Muchos pobres, mucha inseguridad, por el gran problema del desempleo. Posibles de incrementar o no, de acuerdo a la actitud y aptitud con que se enfrente el efecto de la globalización e internacionalización de esta nueva economía, luego del paso de este virus y sus consecuencias
Es cierto que el cambio climático, debería ayudar a la integración mundial, a la expansión del imperialismo global, porqué países solos no lo podremos enfrentar. La manera será hacerlo como especie humana, para salvar nuestras vidas en el planeta. Por tanto, debemos comprender, que el reto es cómo insertarnos al mundo, cómo usar alianzas estratégicas, cómo optimizar el uso de nuestras relaciones internacionales, cómo aprovechar nuestra posición geopolítica en el centro de Sudamérica, y no como enfrentarnos entre nosotros, perdiendo el tiempo, discutiendo banalidades y no previendo planes de acción, con objetivos claros a lograr
Es necesario luchar contra la pobreza, y para ello es básico, abordar la desigualdad. La masiva concentración de los recursos económicos en manos de unos pocos abre una brecha que supone una gran amenaza para la paz social, tal como lo percibe la población. Hay que crear riqueza, la única manera de eliminar la pobreza, pero hay que ser conscientes, que si no fomentas oportunidades para las mayorías, esto no va a acabar bien para todos, y nos va a estancar en nuestro progreso y desarrollo, en una permanente pugna
Hay que considerar cómo advertencia, que encuestas realizadas en España, Brasil, India, Suráfrica, Reino Unido y Estados Unidos, revelan que la mayor parte de la población cree que las leyes están diseñadas para favorecer a los ricos. En España, el 80% de la población cree que las leyes están hechas con este objetivo. Aducen tibieza en la presión fiscal a los ricos, los recortes sociales. Ejemplo en el Perú, resaltan que el rescate de Reactiva, en donde el 54% fueron para 6000 empresas, y el resto para millones de empresas; hecho lógico matemático, por el tamaño de las mismas. Son ejemplos de un rechazo que va creciendo en la conciencia pública.
Hay que frenar el aumento de la desigualdad, una tendencia que no ha dejado de crecer en las últimas décadas, afectando el crecimiento económico y la reducción de la pobreza, multiplicando los problemas sociales, entre ellos, la inseguridad ciudadana. Qué pasará con la economía mundial, donde el progreso ha sido muy relativo, hace 40 años la diferencia entre el 20% más pobre y el 20% más rico era de 30 a 1; hace 2 años era de 85 a 1.
La pobreza tiene muchos rostros y abarca más que un bajo ingreso. Refleja también mala salud y educación, la privación de conocimientos y comunicaciones, la incapacidad para ejercer derechos humanos y políticos y la falta de dignidad, confianza y respeto por sí mismo. Hay también un empobrecimiento ambiental, y el empobrecimiento de países enteros, donde esencialmente todos viven en la pobreza. y con frecuencia, gobiernos que carecen de capacidad para enfrentar la situación
Hay que estar atentos a las voces, que ya se escuchan de expertos economistas, científicos, premios Nobel sobre qué pasará con la economía mundial, luego de esta pandemia. Se reconocen avances, se ha reducido en mil millones la pobreza, de 3 mil a 2 mil millones, gracias a los Objetivos de Desarrollo del Milenio – ODM, que son una declaración efectuada por 189 países en el año 2000 bajo el auspicio de las Naciones Unidas, por la que se comprometen a incrementar el esfuerzo mundial para reducir la pobreza, sus causas y manifestaciones, pero falta mucho y con la pandemia se agravará el problema.
Los ODM se componen de 8 Objetivos y 21 metas cuantificables que se supervisan mediante 60 indicadores. Objetivos 1: Erradicar la pobreza extrema y el hambre 2: Lograr la enseñanza primaria universal 3: Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer 4: Reducir la mortalidad infantil 5: Mejorar la salud materna 6: Combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades 7: Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente 8: Fomentar una asociación mundial para el desarrollo
Reconocen explícitamente la dependencia recíproca entre el crecimiento, la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible. Consideran que el desarrollo se sustenta en la gobernabilidad democrática, el estado de derecho, el respeto de los derechos humanos, la paz y la seguridad. Están basados en metas cuantificables con plazos y con indicadores para supervisar los progresos obtenidos. Combinan, en el octavo Objetivo, las responsabilidades de los países en desarrollo con las de los países desarrollados, sobre la base de una alianza mundial respaldada en la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo celebrada en Monterrey, México, en 2002 y reafirmada en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Johannesburgo en agosto de 2002.
Las cifras mundiales son terribles, más de 800 millones no tienen para comer. Y sin embargo la humanidad diariamente produce alimentos para más de 12 mil millones de personas. Siendo un poco más de 7,000 millones de personas, la totalidad de los habitantes del planeta. Más de 500 millones sufren de mal nutrición crónica. Casi 160 millones de niños menores de 5 años están mal nutridos. Más de 110 millones de niños no asisten a la escuela. Con la pandemia, muchos más
Unos 800 millones carecen de acceso a servicios de salud. Más de 1200 millones carecen de acceso al agua potable. Dos mil cuatrocientos millones no tienen servicios sanitarios. Con la pandemia, nos hemos visto obligados a ver nuestra realidad, parte del gran problema global, y de ahí los resultados tan tristes que estamos viviendo
Existen más de 40 millones de refugiados y personas que han sido desplazados internamente. Más de 500 millones viven en regiones ecológicas frágiles. Por lo menos 1500 millones no viven en regímenes pluralistas y democráticos. Las 538 millones de mujeres analfabetas constituyen casi 2/3 de los adultos analfabetos de los países en desarrollo. La tasa de mortalidad materna es casi de 500 mujeres por 100,000 nacidos vivos. La globalización de la economía mundial afecta a las mujeres pobres. La feminización de la pobreza se encuentra en su pico más alto. El número de mujeres del medio rural que viven en pobreza absoluta se ha incrementado
Ante ello, los poco más de 1,300 millones de personas que viven con menos de un dólar diario, o la mitad de la población, 3,500 millones de personas, que viven con menos de 2 dólares por día, no pueden encontrar sentido que la fortuna de los 100 más ricos sean de más de 865,000 millones de dólares, según cifras del Banco Mundial. El mexicano más rico tiene más fortuna que la de no menos de 20 millones de mexicanos pobres, por graficar un ejemplo. O para hacerlo aún más gráfico, una sola persona, el más millonario del mundo, Jeff Bezos, tiene una fortuna similar al PBI del Perú, alrededor de 220 mil millones de dólares
Cerca de la mitad de la riqueza mundial está en manos del uno por ciento de la población, que posee en conjunto unos 110 billones de dólares (81 billones de euros). La mitad más pobre de la población mundial posee la misma riqueza que las 85 personas más ricas del mundo.
El informe «Gobernar para las élites: secuestro democrático y desigualdad económica» concluye que la concentración del 46 por ciento de la riqueza en manos de una minoría supone un nivel de desigualdad «sin precedentes», que amenaza con «perpetuar las diferencias entre ricos y pobres hasta hacerlas irreversibles». El texto se publicó en el Foro Económico Mundial de Davos (Suiza), una reunión de los líderes económicos mundiales, en la que se analizan los problemas más acuciantes del mundo y se trata de aportar soluciones para las crecientes situaciones de desigualdad. Se calcula además que hay 18,5 billones de dólares (13,6 billones de euros) no registrados y en terceros países de baja tributación, por lo que en realidad la concentración de riqueza es mucho mayor.
Sin embargo, en los últimos años, en promedio más de 200 personas cada año se han ido incorporando al club de los multimillonarios cuya fortuna supera los mil millones de dólares, formado por 1.426 personas que concentran una riqueza de 5,4 billones de dólares (casi 4 billones de euros). En la última década el patrimonio de personas que superaban los 1,000 millones de dólares pasó de 157 a 447, llegó a superar los 500. Lo interesante es que de los 500, sólo 27 no han estudiado, 167 la han heredado y todo el resto se la ha hecho. Este dato nos permite medir el desarrollo, la capacidad de ahorro, la competitividad, la inversión y la innovación, de la que son capaces algunos, pero cuál es el límite si es que lo tiene y a qué nos está llevando estas diferencias tan marcadas. La riqueza neta de las 10 personas más opulentas es 1.5 veces mayor que el ingreso conjunto de todos los países menos adelantados
La notoria disparidad en el ingreso de los habitantes del planeta, merecen nuestra más grande preocupación, reflexión y emprendimiento para revertir esta descabellada situación: El 0,7% de la población controla el 41% de la riqueza mundial
En un gráfico piramidal publicado por el portal Business Insider se aprecia cómo la cúspide de la pirámide está ocupada por 32 millones de personas, que representan el 0,7% de la población adulta mundial. Se trata de los ultra ricos, que controlan 98,7 billones de dólares (el 41% de la riqueza mundial).
En el segundo nivel se ubican 361 millones de súper ricos (7,7% de la población), que amasan juntos 101,8 billones de dólares (el 42,3 % de la riqueza mundial). Les siguen los simplemente ricos, 1.066 millones de personas (22,9%), que controlan 33 billones de dólares (13,7%).
La parte baja está ocupada por los restantes 3.207 millones de personas o el 68,7 % de la población mundial, que dispone solo de 7,3 billones de dólares (3% de la riqueza mundial).
En esta misma línea, un estudio anterior confirmó que las 300 personas más ricas del planeta atesoran más que 3.000 millones de pobres.
Tenemos que adaptarnos a enfrentar el reto que significa bajar el incremento en los pocos meses de la pandemia del 24 al 27% de pobreza, que significa tener ahora unos 9 millones de pobres de los 33 millones de peruanos, y seguir bajándola, luego de haberla bajado del 54% en el 2000
Los efectos de esta crisis, sobre la pobreza pueden ser fatales, sino se establece estrategias de desarrollo de productos de fácil producción y de concentración de mano de obra. Así lo hicieron con éxito los países asiáticos. Es necesario aprender a tener en cuenta el factor humano, por tratarse del único factor de producción que no está limitado como ocurre en el caso de la materia prima o el capital. El hombre, el cerebro humano, la fantasía y la creatividad humana no tienen límites. Por ello es necesario desarrollar no sólo competitividad en nuestras empresas sino en nuestra sociedad, por eso es preciso un cambio de mentalidad, un cambio que implique una renuncia del statu quo, de la ayuda. Que deje de decir, pensar o sentir, que pueden hacer por mí y no, que puedo aportar a mi sociedad
Una mentalidad que se sobreponga a la adversidad, y que quiera ganar, simplemente ganar, que quiera salir del subdesarrollo. Que entienda que el subdesarrollo está en la mente. Por eso, simplemente no nos queda más remedio que aceptar el desafío de lograr la mayor flexibilidad y movilidad, para aceptar el cambio y ejercerlo.
De Davos, surgen recomendaciones, cómo en las que insta al «compromiso» de no utilizar paraísos fiscales, no cambiar dinero por favores políticos y exigir a los gobiernos garantizar la sanidad, educación y protección social de los ciudadanos con la recaudación fiscal, entre otros. Esta pandemia, nos debería enseñar de la importancia, de la solidaridad, de la cooperación. Del bien común sobre lo individual. De que se debe procurar y ejercer la competitividad, qué es la suma de la calidad y la productividad, para hacer frente a los retos y desafíos que se presentan cara al futuro, y esto implica pasar por un profundo cambio cultural, que permita establecer una visión real y un sentido de valores para las acciones que deseen dirigir, crear, formar
Se espera liberar recursos por miles de millones de dólares para los próximos años con el fin de acercarse a las metas acordadas en la Cumbre del Milenio, ODM. Existen incumplimientos de acuerdos tomados, como el que tienen los países avanzados de contribuir con el 0.7% de su PBI a los países más pobres. Sin embargo sólo contribuyen con un promedio del 0.24%. Que en caso de cumplir con lo acordado, representaría una ayuda adicional de cientos de miles de millones de dólares. Hay disparidad en las contribuciones, según informe de Organización para Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), el país que menos dinero canaliza es USA con sólo el 0.1% de su PBI. En cambio Dinamarca destina el 1.06%, Francia el 0.4%, Noruega el 0.8%
Tener en cuenta que el empleo es el problema número uno en todo el mundo, por la evolución que ha tenido la economía en las últimas décadas y por la dinámica demográfica de las naciones en este mismo período. Es irreal suponer que esta explosión de fuerza laboral vaya a encontrar un puesto de trabajo productivo en las empresas medianas y grandes, y aún en el Estado, las cuales con la tecnología moderna producen cada vez más con menor número de trabajadores empleados. Por eso hasta en los países industrializados sufren problemas de desempleo. El Perú durante esta pandemia, ya ha perdido 1.3 millones de empleos. Tremenda crisis social
Por tanto, las pequeñas empresas, la generación de riqueza, la creación de valor, constituyen el único camino para solucionar el problema del empleo, siempre y cuando cuenten con un marco adecuado para su desarrollo y se relacionen en su actividad económica con las de mayor dimensión para abrirse a un mercado más amplio. Ser parte de las cadenas productivas. Es necesario proyectarnos el saltar a una moderna sociedad de la información y servicios.
Los datos globales nos deben llevar a reflexionar, sobre qué es lo que queremos. Vivir en el entorno de chismes, zancadillas, medios de comunicación escritos, hablados, audios visuales, de bajo nivel, con políticos de nivel subterráneo. Una sociedad chicha, sin rumbo con el filósofo Tongo cantando, “Sufre peruano, sufre”. O queremos ser una sociedad abierta al mundo en paz, armonía, sabiendo adónde vamos, con la premura de la enorme cantidad de retos a enfrentar
Hace 160 años el mundo inició una campaña exitosa contra la esclavitud. Hoy debemos empezar una campaña semejante contra la pobreza . James Gustave Speth, Prólogo del informe de la ONU 2000
#JuandeDiosGuevara
1 comentario en “Reducir las desigualdades”
Excelente enfoque sobre el incremento de la pobreza extrema y la concentración de poder económico.