La economía mundial enfrenta un grave problema, cual es el de enfrentar a una falta de demanda, por una incertidumbre macroeconómica continua, lo que significa que no se esté utilizando toda la capacidad productiva que se ha desarrollado. Estos vaivenes de la economía como afirma el Nobel de Economía Paul Krugman, generan que una desaceleración en la economía china, inmediatamente arrastre a los países emergentes del sudeste asiático, a una recesión manufacturera
Esta incertidumbre macroeconómica permanente, genera los bajos precios de las materias primas y menores flujos de comercio que golpean a la economía mundial. Logran una creciente volatilidad en los tipos de cambio y los flujos de capital que impactan en el crecimiento del PBI mundial. También el estancamiento de la inversión y del crecimiento de la productividad genera impacto en las cifras de la economía del globo, así como la continua desconexión entre las actividades del sector financiero y el sector real
Por ello, otro premio Nobel de Economía, Michael Spence, plantea el reto de crear más oportunidades en las economías en desarrollo, para que los pobres dejen de ser pobres por sus propios medios, y así puedan alcanzar una vida saludable, productiva y creativa. Esta expansión gigantesca de inclusión social podría ser la característica decisiva del siglo. Pero lograr que ocurra es más fácil en la teoría que en la práctica.
El principal objetivo que deben trazarse los líderes en el mundo es el establecimiento de un nuevo contrato social, en el que las políticas económicas beneficien no solo al crecimiento de las grandes corporaciones sino a la reducción de la desigualdad, afirma el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, director del Instituto Brooks para la Pobreza Mundial
Hay que desterrar la idea de que la reducción de la desigualdad es una idea comunista. Más bien se debe pensar, qué mientras más se reduzca, más seguridad habrá, y sobre todo, más humana será la sociedad. El presidente de Estados Unidos, Barak Obama, afirmaba que cuando los gobiernos realmente invierten en sus ciudadanos, su educación y la salud, y cuando se respeten los derechos humanos universales, los países son más pacíficos, más prósperos y más exitosos. No hay paz sin desarrollo, ni desarrollo sin paz
A pesar de todos estos vientos en contra debemos seguir siendo optimistas en el progreso de la humanidad, y que el crecimiento económico es viable, para lo cual dentro de otros, debemos ser conscientes de que la población urbana viene creciendo a un ritmo de 65 millones de personas por año y casi la mitad del crecimiento del producto bruto interno mundial entre el 2010 y el 2025 provendrá de 440 ciudades en estos mercados. Esta urbanización en mercados emergentes está cambiando el centro de la economía mundial hacia el este y hacia el sur. En el año 2000, el 95% de las empresas con ventas superiores a mil millones de dólares tenía su casa matriz en mercados desarrollados; para el año 2025, se estima que el 50% de estas grandes empresas tenga su sede en mercados emergentes.
El ex presidente del Banco Mundial Jim Yong Kim, consideraba el impresionante progreso de la humanidad, al haber reducido la tasa de pobreza extrema por debajo del 10%, lo que significa mil millones de personas menos de pobres, que hace 15 años, pero sin embargo, más de 700 millones de personas siguen viviendo con menos de dos dólares al día. Por lo que hay que insistir en esta lucha, mediante el crecimiento económico, inversión en la educación y salud de las personas, previendo los riesgos que hacen vulnerables a los más necesitados
Por tanto, es necesario implementar en cada país los Objetivos de Desarrollo Sostenible en Acción con sus 17 objetivos y 169 metas, y preocuparnos también de las crisis migratorias, con su necesaria financiación internacional, para poder brindar la debida ayuda humanitaria, actuando antes en forma preventiva, y después de sucedido, en su seguimiento respectivo