“Todo hombre, toda mujer, todo niño que vive hoy, está viviendo en un mundo en el que la humanidad se encuentra ante la elección extrema entre aprender a vivir juntos, en armonía, como una familia o cometer un genocidio a escala planetaria». Arnold Toynbee en su «Estudio de la Historia»
Estamos viviendo un mundo que exige una mente abierta al cambio, ya que estamos en una sociedad post industrial, que brinda un proceso de grandes transformaciones y posibilidades. Hoy, hay que tomar decisiones velozmente ante menú de opciones, en una era de la información y computarización, que nos está permitiendo pasar de la teoría valor trabajo a la teoría valor conocimiento.
Desde 1989 con la caída del muro de Berlín, la posterior desintegración del bloque soviético, el crecimiento continuo de China, hasta convertirla en la gran potencia económica que es en la actualidad; la democratización en América Latina y el Caribe, la creciente industrialización de los países en desarrollo, hacen del mundo un lugar con cada vez mayores denominadores comunes, en permanente comunicación.
La disponibilidad de la información y en abundancia, no significa que la gente haya aprendido o que se comunique bien. La tecnología sola no es suficiente. Darse cuenta que los bytes y los RAM no van a definir a los ganadores y perdedores, si no a los que se organizan bien hacia un objetivo claro y alcanzable, y que cuenten con líderes astutos y creativos que sepan cómo comunicarse y motivar tanto al interior como al exterior de la organización
Debemos ser conscientes de la enorme importancia que significan el servicio y las relaciones humanas. Son vitales para el éxito, por eso para lograr su expresión natural hay que entrenarse regularmente, como lo hace un atleta para las olimpiadas, o un cheff, en su cocinar diario. Entrenamiento constante para que afloren las capacidades humanas.
Pasar de dirigir a conducir, de competir a colaborar, de considerar una inversión el comportamiento humano en la organización y no un costo, de hacer partícipe al colectivo, en la toma de decisiones mediante trabajo en equipos, ese es el futuro de las organizaciones exitosas
Hay que saber situarse, en el mundo que nos toca vivir, mostrando sus carencias, y sus principales problemas, la pobreza y el desempleo, posibles de incrementar o no, de acuerdo a la actitud y aptitud con que se enfrente el efecto de la globalización e internacionalización de la nueva economía, con sus consecuencias en lo social, económico y en la educación. Comprender que el reto es ser competitivos, para enfrentar esta competencia global
Todo el cambio que vivimos se fue logrando con el desarrollo de las telecomunicaciones, lo que significó el fenómeno de la globalización, que se ha extendido por todo el planeta, generando grandes beneficios, como la esperanza de vida al nacer que desde 1975 ha aumentado en 25 años, tanto como se logró desde la Edad de Piedra a dicha fecha, y la reducción significativa de la pobreza extrema, que en 1990 superaba al 35% de la población mundial y hoy, afecta a menos de 10% del total, aunque con la pandemia se estima qué 40 a 60 millones más de personas, estarán entre las que viven con US$1.90 diario
Los continuos avances de la humanidad, nos han permitido llegar a niveles de desarrollo inimaginables para nuestros congéneres que han ido poblando la tierra desde su inicio, pero sin embargo con ninguna preparación para afrontar amenazas más sutiles, como la digitalización, los cambios de regulación de un sector o la posibilidad de quedarnos sin empleo.
Estos miedos son nuevos, y no siempre nos adaptamos bien con los cambios. Más aun siendo conscientes de que nuestro cerebro está pensado para la supervivencia, no para la felicidad.
Por lo que debemos asumir el cambio, entenderlo como oportunidad y aprender de sus posibilidades. Y ese cambio no es tan rápido, requiere esfuerzo, entrenamiento, para salir de los miedos que ante lo nuevo siempre se harán presentes
El cambio evoluciona rápidamente desde el fin de la era moderna, que se considera cuando en el World Economic Forum de 1992, Václav Havel, presidente de la entonces Checoslovaquia, señalaba el fin del comunismo soviético. Era moderna que se extendió por los siglos XIX y XX, que interpretaba al universo como un reloj sofisticado y complejo, racionalmente ordenado y sujeto a leyes invariables, que el hombre descubriría gradualmente a través del método científico. Desde la época de la Ilustración se remonta esta cosmovisión, que se tradujo incluso en algunos sistemas, instituciones, mecanismos, e ideologías totalizadoras de diverso tipo.
Pero este hecho de la globalización también ha generado incertidumbre, dudas, por la velocidad de cambio, todo muy rápido con un amplio menú de opciones, en donde hay que tomar decisiones velozmente, y cualquier cosa puede ser posible. Hemos avanzado notoriamente como evolución de la especie humana, pero el cuarto poder, que son los medios de comunicación, resaltan permanentemente, más lo malo, por su afán sensacionalista, y porque pareciera que “La civilización del espectáculo” (Mario Vargas Llosa), está vigente, en todos sus sentidos, y en consecuencia, le hacen sentir al ciudadano común que estamos en el peor de los mundos
Toda esta gran velocidad de cambio es debido a la tecnología. Ahora, cualquier celular nuevo tiene más potencia que las primeras naves espaciales, y más información con la que presidía Ronald Reagan a USA. Y se estima que las computadoras en el 2030 llegarán a ser un millón de veces más potentes que las primeras máquinas, por lo que el cambio aún será más rápido, y esto no es fácil de percibir y procesar, por la gran mayoría de la población.
El ingeniero y economista alemán Klaus Schwab, fundador y CEO del WEF afirma que la cuarta revolución industrial, basada en la tecnología está en camino, considerando que la primera ola fue la mecanización del trabajo, la segunda, la producción en masa y la tercera, el uso del internet en la vida productiva. Y esta fase de cambio afectará a la población menos calificada. Se estima que en el próximo lustro se perderán más de 7 millones de empleos, producto del uso de la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología, la ingeniería biotecnológica, la impresión 3D, el internet de las cosas (IOT) y demás desarrollos, que seguirán sucediéndose, y que significarán el remplazo de miles de empleos rutinarios.
Se visualiza a futuro un incremento de la esperanza de vida, por la medicina regenerativa, la movilización en automóviles en forma automática, sin necesidad de conductores, el crecimiento de los productos y servicios en línea, en especial en el mundo legal, en la banca, en la industria de alimentos, en la medicina, ropa inteligente, implantes de chips a humanos y una mejorada realidad virtual entre otros, por la aceleración del cambio tecnológico y la velocidad de su expansión. Esto a su vez generará la creación de 2 millones de nuevos empleos en las áreas de ingeniería, biología genética, computación, matemáticas y arquitectura
Esta transformación requiere de mucha innovación, ya que el impacto se multiplica por el efecto de la inteligencia artificial y el big data, lo que hace imposible procesar tanto cambio y tan veloz al ser humano. Por ejemplo, ¿Cuánto tiempo tardó el ser humano desde que se inventó el teléfono a que gran parte de los hogares lo tuvieran?, más de 60 a 70 años, y ¿Cuánto tiempo duró la expansión mundial del uso del teléfono móvil en el planeta, o cuanto dura la expansión del Facebook?, muy poco tiempo. Somos testigos, 10-12 años
Por ello, hay que aprender a desaprender y volver aprender, porque las reglas que nos trajeron al hoy, ya pueden no servirnos para el mañana. En la política, como en todo. Hoy en día, los organismos internacionales que fueron creados después de la segunda guerra mundial, para ayudar a la gobernanza mundial, se encuentran sobrepasados, no se dan abasto y han perdido relevancia. Así mismo sucede en el liderazgo político, todos intervienen por las distintas redes sociales, según su punto de vista, generando una crisis de gobernabilidad, porque pocos se sienten representados en la política tradicional de democracia representativa. El buen manejo de la explosión en el desarrollo de la tecnología, nos puede llevar a un gran salto positivo en la historia, cómo a un descontrol total.
Robert Solow, Nobel de Economía, afirma que el mundo no podrá librarse en los próximos 50 años de problemas graves como las consecuencias del cambio climático, el aumento de la desigualdad del ingreso y el desempleo que podría generar la revolución de la tecnología digital. Por lo que añade, que aún es más preocupante que las economías fuertes, cómo Europa, Japón, USA, no logren crecimientos sostenidos, desaprovechando su potencial productivo, ya que si ello no lo pueden lograr, menores serán las posibilidades de afrontar otros desafíos más grandes.
Adicionalmente, a la falta de crecimientos económicos sostenidos, de la falta de utilización de la capacidad productiva instalada, los premios Nobel de Economía advierten sobre el calentamiento global, el problema de la desigualdad y la contracción del crecimiento como los grandes retos del futuro. Para el economista George Akerlof, el calentamiento global será el gran problema del futuro. No solo cree que el impacto económico será devastador, sino que las masivas migraciones que se generarán elevarán las tasas de pobreza y desigualdad como nunca antes en la historia de la humanidad.
Así mismo, los riesgos geopolíticos y geoeconómicos, se multiplican, por nacionalismos y fundamentalismos religiosos, cómo a su vez está latente: la ciberguerra, los fenómenos meteorológicos extremos, las epidemias de enfermedades infecciosas, las migraciones, la cooperación, la integración, la solidaridad, el desempleo por esa falta de crecimiento sostenido y desigual globalmente, los jóvenes en el mundo que se incorporan al mercado laboral, los ancianos en el planeta ante la mayor esperanza de vida, la falta de educación, salud y justicia para todos por igual, para que todos se sientan ciudadanos con derecho a oportunidades, y así poder participar en el sistema productivo con la dignidad que se corresponde con los principios fundamentales que aprendieron en la escuela y con la que merecen los ciudadanos de un país democrático del mundo
La inseguridad laboral por el cambio de trabajador con derechos laborales a generador de su propio empleo se está incrementando por el aumento de la tasa de desempleo, en especial en América del Sur, países en desarrollo en general, por la debilidad e inestabilidad del crecimiento global. La desesperanza de los jóvenes, al no encontrar trabajo y tener que enfrentar tan grave precariedad laboral, exige una reflexión global, para encontrar solución a este fracaso colectivo global.
Es tal el drama, que hoy se ha formado en los jóvenes, la generación “nini”, ni estudian, ni trabajan, y/o la “nimilsolistas”, ni mil soles al mes, o “nimileuristas”, según la zona y moneda en que se encuentren. Con visión a futuro debemos atender con urgencia este problema, porque de lo contrario, graves problemas estamos sembrando y ahora estamos perjudicando de manera cruel a los más jóvenes, por la ausencia de políticas activas de empleo y los insuficientes intentos de modificar los patrones de crecimiento
Otro gran problema, que amerita un gran cambio, está relacionado con el envejecimiento de la población mundial, por lo que hay que atender sus necesidades, principalmente, en salud, empleo, ocio, calidad de vida; y la caída de las tasas de fertilidad a nivel mundial, lo que generará que por primera vez en la historia de la humanidad la población del planeta se mantendrá estable, por lo que una menor fuerza laboral demandará mayores niveles de productividad para lograr crecer.
Es necesario un cambio cultural con respecto al cuidado del planeta. Se debe tomar conciencia. La consultora internacional, conocida como Gabinete McKinsey, alerta que al 2050 habrá más basura basada en plástico que peces en los océanos
Y hay más cambios. Lo único permanente es el cambio. La conectividad en comercio, finanzas y personas, ha generado un espacio impredecible, la velocidad con que se interactúa permanentemente globalmente, es sorprendente, y como es obvio el comercio y las finanzas que son parte de la historia de la globalización, han acelerado y multiplicado el flujo de capitales, como incrementado el desplazamiento de las personas por el mundo
El cambio continuo genera mucha volatilidad, pero a su vez muchas oportunidades. Esto nos obliga a grandes cambios. Todo lo que se viene será muy distinto al tiempo pasado. Vamos a otra etapa del desarrollo de la especie humana
¿Cómo serán los Gobiernos del mañana? ¿Y la educación, la tecnología o la vida diaria de las personas? ¿Se acabará con la pobreza, la desigualdad o la guerra?
La humanidad será MUY distinta en solo tres décadas, cuando hayamos sido convertidos en ciborgs de pieles doradas e inmortales. Nuestro dominio de la tecnología también nos llevará a vivir con animales domésticos cuyo “diseño” les permitirá hablar, un poco como si uno viviera con Furbies. Los seres humanos se volverán por fin inmortales a medida que consigan almacenar todo lo que está en sus mentes en ordenadores, de forma que solo tendrán que descargarlas en sus nuevos cuerpos robotizados.
Estas predicciones –basadas en una investigación académica− fueron hechas en 2016 para el evento Big Bang Science Fair por el futurólogo y doctor Ian Pearson. El doctor Pearson dice que hacia 2050 las personas podrán conectar sus cerebros directamente a ordenadores y trasladar su mente a un cuerpo mejorado, convirtiéndose así en androides. Esto permitiría que las personas tengan múltiples existencias e identidades, o seguir viviendo más tiempo tras su muerte biológica. Lo interesante de todo esto es que ya no es la naturaleza la que nos impone cambios, sino nuestros propios avances
El futuro ya no es el que era, hasta hace muy poco. Y si no nos ponemos a su ritmo, vamos a dejar pasar el tren de la historia
“Temo el día en que la tecnología sobrepase nuestra humanidad; el mundo solo tendrá una generación de idiotas”. Albert Einstein
#JuandeDiosGuevara
1 comentario en “Cambio, tras cambio”
Siempre ilustrativo y dándonos un marco global necesario para estar alerta y reenfocarnos en función a nuestras experiencias y Aprendizajes
Y de ese modo ver ventanas de oportunidad ya que nuestros cimientos formativos estimo fueron consistentes. Si bien hay innovaciones, y son necesarias y bienvenidas, ellas no se implementa e implantan automáticamente. Las brechas entre las prácticas vigentes y las nuevas requiere partir de los cimientos formativos vigentes y presentes pues dejarlos de lado genera cuellos de botellas, que se traduce en incertidumbres y gastos en los ámbitos y las personas involucradas.
La innovación no es «los jóvenes a la obra y los viejos a la tumba» .