“Fe es creer en lo que no se ve; y la recompensa es ver lo que se cree” San Agustín
Faltan escasas 2 semanas para las elecciones generales, que nos darán 130 nuevos congresistas, que parece repetirán su escaso rendimiento, cómo en los últimos congresos lo han demostrado, y 5 más para el Parlamento Andino, de los cuales no se aprecia para qué sirven ya que no muestran utilidad alguna, cómo a los 2 candidatos que irán a la segunda vuelta, para presidente y vicepresidentes para el período 2021-2026.
Los elegidos darán inicio a sus labores, con el inicio del Tricentenario, en plena pandemia, con los efectos pos pandemia, que significan una nueva normalidad dentro de una gran transformación digital en el mundo, y unos avances tecnológicos, que predicen una necesidad urgente de cambio y adaptación a esta emergente Economía del Conocimiento. Pensando en ello, recordaba cómo ya desde hace una década me ilusionaba con llegar al Año del Bicentenario, y proyectaba a todo lo que podríamos llegar como Nación y los festejos que se ocurrirían por tal conmemoración. No estaba en mis prospectivas, que lo pasaríamos en plena pandemia, con todas las calamidades qué se han ocasionado y que vivimos día a día, con la ilusión de que lleguen las vacunas y a la brevedad lograr la ansiada inmunidad de rebaño.
Todo fue diferente, ahora toca solucionar el grave problema y enmendar el rumbo, aprovechando las oportunidades que ante toda crisis se generan. Y para todo ello, necesitamos un gobernante que nos lidere a este gran cambio. Un gobernante que entienda, que debe encontrar solución a que casi 10 millones de peruanos vivieron el 2020 en la pobreza, por lo que por un lado deberá dar libertad a los factores que generan riqueza, y por el otro brinde la justicia social requerida
¿Cómo sería ese gobernante? Con seguridad desearíamos alguien que sepa adonde se va, con metas claras, qué conozca cuáles son los recursos adecuados, que tenga equipos con personal calificado. Que esté motivado, y sepa motivar. Qué esté en sus planes la ciencia, y tecnología, más avanzada. Qué sepa minimizar el riesgo, porque existen variables controlables, que como su nombre lo dice se pueden controlar en base a planificar el futuro y controlándolo, pero también existen variables incontrolables, impredecibles, que pueden echar abajo todas las predicciones y precauciones adoptadas, como pueden ser una situación de crisis económica internacional, nacional, una desgracia natural, una pandemia inesperada cómo la que estamos viviendo. Qué sea consciente y nos informe que el riesgo está siempre presente y continuamente hay que afrontarlo, procurando siempre hacerlo en paz y en armonía
Por eso es importante tomar conciencia de que la forma de hacer un buen gobierno es por medio de un Plan de Gobierno bien elaborado, que minimice los riesgos y que potencie las capacidades de éxito. Las crisis económicas históricamente siempre han existido y ha habido muchas ideas que supieron superar las adversidades, y así en ese contexto habrán muchas más. Hay que evitar los riesgos, desarrollando experiencias y conocimientos, tanto en el manejo de gobierno, como en el manejo de uno mismo. Aprender a desarrollar una visión de futuro, que permita visualizar los escenarios futuros, anticipándose a los mismos. Hay que aprender a interpretar a la sociedad, a verla, a sentirla, a oírla. Hay que aprender a manejar el dinero. Hay que tener la convicción de mejorar continuamente el gobierno, su organización, uno mismo.
La principal limitación, es cuando empezar a ser el país que uno desea, sueña. Y para ello, es necesario creer en que si es posible lograrlo, pero es preferible, tener mucho cuidado, porque muchas veces las obligaciones de los compromisos ya adquiridos, limitan las posibilidades económicas y financieras, por lo que es conveniente ser muy prudente. Es conveniente, ir lento pero seguro. Mientras no se pueda despegar, por este virus, con todas las actividades en funcionamiento, que vaya puliendo, adaptando su Plan de Gobierno y vaya avanzando más lento de lo que se quisiera, pero sin claudicar en su propósito. La perseverancia, es la gran receta de los triunfadores.
Tener siempre presente, que el fracaso de los gobernantes puede ser causado por los siguientes factores: Por crisis de identidad. Por falta de visión. Por deudas, pasivos pendientes. Por aferrarse al pasado. Por la relación con los ciudadanos. Por enemigos internos. Por culpar a los demás, sin asumir las responsabilidades del caso. Por no crear el ambiente propicio para mantener una moral alta, entre sus colaboradores. Por la falta del sentido de oportunidad e incapacidad de resolver e identificar problemas. Por la poca empatía con los demás, por falta de equilibrio en el trato personal. Por preocuparse en el detalle, olvidándose de la planificación y organización necesaria. Por no saber escuchar a los demás. Por creer que todo gira en torno a su ego, ya que él sólo sabe todo. Por no generar un ambiente de cooperación propicio. Por ser temperamental, irascible, paranoico del que dirán y por lo tanto ser vulnerable. Por no aceptar críticas, no colaborar con los demás. Por pensar en él y no en el país. Por no ser seguro de sí mismo, falta de autoestima. Por no ayudar al desarrollo de sus colaboradores. Por no saber comunicarse y por lo tanto no transmitir claramente sus ideas e instrucciones. Por no establecer los adecuados mecanismos de control, ni comprobar el cumplimiento de sus instrucciones. Por no aceptar ideas nuevas y ser reacio al cambio. Por tener temor a tomar y asumir decisiones, postergándolas. Por no aclarar situaciones, no preguntar, no estar enterado, complicando el problema. Por no tener garra y por lo tanto no tener auto motivación para enfrentar los problemas que siempre se presentan. Por no asumir nuevos retos y desafíos. Por conformista
Ser un gobernante de éxito, es algo que hay que esforzarse por lograr, sabiendo escuchar, aprendiendo a aprender, con humildad, y ganas de ganar, Para ser un gobernante exitoso, hay que ejercer el liderazgo, involucrando a los demás a alcanzar los objetivos trazados, compartiendo, motivando, dirigiendo. Debe tener la orientación del ciudadano, interpretando lo que la sociedad quiere, para satisfacerle su necesidad. Y para ello, debe apreciar la información, porque la información es poder, y ello, le permitirá tomar mejores decisiones
También tendrá que ser capaz de convencer e involucrar a sus ciudadanos a una mayor participación laboral, como cómplices del proyecto, promoviendo su mejoramiento continuo, en base a reflexiones, a la promoción de lecturas, entrenamientos, nuevos diseños, nuevos procesos, nuevas tecnologías, innovación, para así poder lograr una mayor productividad. Su Plan de Gobierno, debe contener planes contingentes, para prevenir y actuar rápidamente ante cualquier cambio necesario. Debe trabajar por el comportamiento humano en su sociedad, para lo cual promoverá la inversión en su capital humano, formándolos y perfeccionándolos continuamente, con el fin de obtener mejores ciudadanos, para mejores resultados
Un buen gobernante logra el éxito con responsabilidad, teniendo claro, sus deberes y derechos, cómo conociendo y disponiendo cuantitativamente sus necesidades de tiempo, de personas, y de dinero, para obtener los objetivos a lograr, y desarrollando alianzas estratégicas, las cuales resultan vitales en la Nueva Economía, por las sinergias que posibilitan y porque el “llanero solitario”, la actividad individual, la que no es en equipo, ya no funciona, en este mundo tan competitivo, en donde hay que formar cadenas de creación de valor
La imagen de un gobernante exitoso es la de una persona creativa, innovadora, arriesgada, con espíritu de crecimiento personal, con visión atractiva capaz de detectar oportunidades donde otros no la ven, independiente, con temple suficiente para trabajar no sólo dura y prolongadamente, sino por sobre todo inteligentemente, empleando eficazmente el tiempo, ejerciendo el liderazgo en el equipo de trabajo, orientado a resultados concretos, alcanzables estratégicamente. En forma sustentable y sostenible en el tiempo, con mente abierta al cambio, flexible y con un racional manejo de los recursos, para maximizar la rentabilidad económica y social del país. El no exitoso, es lo contrario.
Para ser eficaz, el gobernante debe entender que debe tener la capacidad de influir en los demás, para que cooperen en el logro de los objetivos trazados. Que su personalidad y por tanto su comportamiento hacia los demás tanto al interior como al exterior de su gobierno, determinarán su éxito o fracaso. Para ser eficaz, el gobernante debe hacer que su atención se concentre en obtener los resultados esperados, y no en las cosas a realizar. Todo lo que se haga debe conducir a obtener los resultados trazados. Que se ponga atención en los objetivos a lograr, para lo cual debe planificar y organizar sus recursos, como coordinar con sus colaboradores, para que apoyen de la mejor manera a la obtención de lo esperado. Que los objetivos sean alcanzables, delegando a sus subordinados y definiendo los plazos en la obtención de los mismos, como estableciendo los controles respectivos que permitan el seguimiento de ellos. Que se definan claramente los planes de acción a seguir, para que establecidos y comprendidos los mismos, sean sujetos a una evaluación continua.
Que la sociedad en su conjunto, se involucre en el logro de los resultados trazados, para que actúen con entera confianza, en busca de los mismos. Que los ciudadanos, se encuentren motivados, para que rindan su máximo esfuerzo. Que genere un ambiente de creatividad, tanto para su desarrollo en forma personal, como para que su sociedad entera también lo desarrolle. Que tome conciencia del necesario esfuerzo para lograr tanto los objetivos de su Plan de Gobierno, como los de sus ciudadanos y los propios, en forma continua, basándose en una alta concentración y disciplina. Que se convierta en un verdadero líder, que le permita conseguir la cooperación de sus colaboradores en una labor de equipo, para que se haga lo que es preciso hacer
En resumen, un gobernante que entienda, y procure por tanto, mejorar nuestra ubicación de décimo tercer país más feliz de América Latina, entre 17 países y el puesto 63 entre 149 países, considerados en el estudio del Índice Global de la Felicidad, patrocinado por Naciones Unidas y que se publica desde el 2012, usando sondeos de la empresa Gallup que interrogan a los entrevistados sobre su percepción de la felicidad y cruzan estos datos con cifras del PBI, datos sobre libertad individual, corrupción y otros para llegar a un resultado. ¿Por qué no tener un gobernante, que nos sitúe como el país más feliz?
Si no tenemos a ese gobernante deseado, elección tras elección, y con grandes posibilidades de que ahora tampoco lo tengamos, ¿porqué la sociedad civil con toda la experiencia acumulada, no se propone lograrlo para las próximas elecciones?
“Hay algo peor en la vida que no haber acertado, es no haber intentado, ese es el peor de los fracasos” F. Roosevelt
#JuandeDiosGuevara
2 comentarios en “El gobernante deseado”
Gracias Juan de Dios, a tener fe e intentar alcanzar esa felicidad esquiva…un abrazo !
Juan de Dios: que difícil pero que imprescindible es para nuestro país conseguir la persona con el equipo que lo acompañe para generar el cambio que este País necesita, ojalá que la ruleta rusa de estas elecciones no nos pongan en un camino que haga más difícil el salir adelante, con transparencia, humildad y metas ordenadas en el tiempo