Oportunidad que debe aprovecharse

Perú, con sus 3,000 kilómetros de litoral y una ubicación envidiable en el centro de Sudamérica frente al dinámico Pacífico, se encuentra en un momento histórico para redefinir su rol en el comercio global. Más allá de su geografía, el Perú  tiene el potencial de transformarse en un hub logístico y naval de relevancia mundial, capitalizando la creciente importancia de la Cuenca del Pacífico y el desplazamiento económico hacia el hemisferio sur.

Este ambicioso objetivo no solo promete un desarrollo sostenible, sino también una descentralización territorial que generará inclusión social, empleo y riqueza. Su ubicación privilegiada en la costa del Pacífico Sur, a medio camino entre los principales mercados de América y Asia-Pacífico, lo convierte en un punto de conexión natural para los flujos globales de comercio.

Esta ventaja geográfica, sin embargo, solo puede ser capitalizada si se acompaña de decisiones estratégicas, inversión sostenida y coordinación entre el Estado, el sector privado y la comunidad internacional. La idea de convertir al Perú en un hub logístico no solo responde a la lógica del comercio, sino también a la necesidad de integración regional, reducción de desigualdades y fortalecimiento de la soberanía nacional frente a intereses externos.

El Perú está logrando importantes avances en la modernización de la infraestructura física y digital del país:

El nuevo Terminal Portuario de Chancay, en alianza con empresas chinas, apunta a convertirse en el principal punto de conexión con Asia. Con una inversión superior a los USD 3,000 millones, este puerto está diseñado para recibir buques de gran calado y convertirse en la principal puerta del comercio transpacífico.

El Puerto del Callao, modernizado y conectado con la red vial central, aún es el principal nodo portuario del país, aunque enfrentará competencia y complementación con Chancay.

Alianza Estratégica del SIMA Perú (Servicios Industriales de la Marina) con Hyundai Heavy Industries (HHI) el astillero más grande del mundo.  Este es, sin duda, el mayor acierto. No solo moderniza la flota naval, sino que asegura una transferencia vital de tecnología y capacitación, posicionando a SIMA y a Perú en el mapa global de la industria naval.

La Red Vial Nacional y el proyecto del Ferrocarril Bioceánico (que busca unir el Atlántico brasileño con el Pacífico peruano) son claves para articular los corredores logísticos transcontinentales.

Los aeropuertos internacionales, en particular Jorge Chávez en Lima, están en proceso de expansión, con nuevas pistas y terminales que permitirán mayor capacidad de carga y tránsito de pasajeros. Chinchero en Cuzco sigue avanzando.

Sin embargo, los retos persisten. La infraestructura vial secundaria y terciaria sigue siendo deficiente, limitando el acceso de productos del interior del país hacia los grandes centros logísticos. Además, la digitalización aduanera y la intermodalidad aún requieren grandes mejoras.

Más allá de la infraestructura, existe la necesidad de una gobernanza logística eficiente. Algunas ideas, que se deberían considerar:

Crear una entidad rectora que coordine las acciones del Estado, defina una visión nacional de logística y articule políticas multisectoriales.

Promover zonas económicas especiales (ZEE) en los alrededores de los puertos y aeropuertos, facilitando procesos de transformación, almacenamiento y distribución.

Fomentar alianzas público-privadas para acelerar inversiones clave en infraestructura y servicios logísticos.

Establecer marcos normativos claros y predecibles, que reduzcan la incertidumbre y promuevan la inversión de largo plazo.

Para todo lo cual, se debería desarrollar un Sistema Nacional de Logística del Perú, que articule todos los niveles de gobierno, promueva estándares de calidad y facilite la interoperabilidad de plataformas digitales de comercio.

El Perú no debe mirar su vocación logística desde una perspectiva exclusivamente nacional. El país puede convertirse en un centro regional para Sudamérica, por lo que para consolidar esta visión requiere insertarse activamente en los acuerdos comerciales y logísticos multilaterales, tales como los tratados de libre comercio con los países de la APEC, la Alianza del Pacífico, los acuerdos con China y Estados Unidos, donde se debe balancear la soberanía con la cooperación. La necesidad de fortalecer los lazos con África y Oceanía, regiones en crecimiento que podrían conectarse vía el Pacífico.

En este contexto, el Perú podría convertirse en plataforma de distribución y transformación de mercancías, así como en proveedor de servicios logísticos especializados (almacenamiento, trazabilidad, seguros, etc.).

El desarrollo logístico no debe concentrarse únicamente en Lima y el eje costero. Se debe tener un enfoque de desarrollo territorial equilibrado, que permita que las regiones del interior del país –particularmente la Amazonía y la sierra sur– se beneficien de los flujos logísticos internacionales.

A la par, se plantea la necesidad de promover una logística sostenible, con criterios de respeto ambiental, uso eficiente de energía y gestión de residuos. La transición hacia una economía circular y baja en carbono es ineludible. Además, la visión logística debe ser inclusiva, integrando a microempresas, cooperativas, productores rurales y trabajadores locales en las cadenas de valor.

La consolidación del Perú como hub logístico enfrenta amenazas que deben ser gestionadas: La corrupción institucional, que puede desviar inversiones, debilitar la ejecución de proyectos y dañar la confianza, tal como ya lo hemos vivido. Fragmentación política y debilidad del Estado, que impide la continuidad de políticas estratégicas a largo plazo, tal como lo seguimos viviendo. Tensiones geopolíticas internacionales, especialmente en torno al rol de China y EE.UU. en proyectos clave como el Puerto de Chancay.

Para ello, se requiere reforzar el liderazgo político, la planificación de largo plazo y la estabilidad jurídica. También es crucial modernizar la gestión pública y blindar los grandes proyectos logísticos de intereses particulares.

Convertir al Perú en un hub logístico central del hemisferio sur es una tarea de largo aliento, que requiere visión, coherencia, inversión y capacidad de ejecución. No se trata solo de construir puertos o carreteras, sino de pensar estratégicamente en el lugar del país en el mundo del siglo XXI.

Este esfuerzo debe ser una política de Estado, más allá de los ciclos políticos, orientada a transformar la economía nacional, promover el desarrollo descentralizado e integrarse de manera activa en las dinámicas del comercio global.

Debe ser una aspiración nacional, el aprovechar nuestra ubicación geopolítica central en el Pacífico Sur

#JuandeDiosGuevara

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