Perú Campeón

“Recuerdo y homenaje a nuestra última Copa América que ganamos en 1975, y en especial al gran Hugo “Cholo” Sotil”

Cómo aficionado al fútbol, estoy como muchos, muy contento viendo la Copa Europa y la Copa América. Hoy por el desarrollo tecnológico de la humanidad, tenemos la posibilidad de ver los partidos en directo, de distintas ciudades de Alemania y de Estados Unidos respectivamente, en diferentes horarios, con comentarios y repeticiones de los hechos más importantes de antes, durante y después del partido

Pero antes no fue así, hace casi 50 años, en 1975,  donde fue la última vez que ganamos la Copa América, que campeonamos, al ganarle en la final a Colombia en Venezuela, las comunicaciones eran muy limitadas y las distancias geográficas eran abismales, por lo que viviendo en el exterior, las posibilidades de enterarte de inmediato siquiera de los resultados de un partido, era un casi imposible

En ese entonces, vivía en Barcelona, haciendo mis estudios de posgrado, gracias a una beca que había ganado en el Instituto de Cultura Hispánica, En esa misma época por esas cosas de la vida, tuve la suerte de coincidir con el éxito del Cholo Sotil, con esa famosa delantera del Barcelona FC, integrada por  Marcial, Rexach, Asensi, Cruyff y el gran Cholo Sotil

El éxito del Cholo, fue más de lo que por acá se imaginan y he podido leer y conocer. Era reconocido y querido como lo fueron en su primer año en el Barcelona jugadores cómo  Maradona, Ronaldinho, Messi y por supuesto Cruyff, hecho que por la época, los medios de comunicación no lo pudieron reflejar. Campeonaron en el fútbol español, luego de una sequía de 14 años, y campeonaron faltando 7 fechas para que termine el campeonato, y para que no haya dudas golearon al Real Madrid en el Bernabéu, por 5 a 0, con gol del Cholo incluido

Fue un logro fantástico para los catalanes, por lo que el Cholo pasó a ser ídolo histórico. Lamentablemente, en esos tiempos, sólo se aceptaban 2 jugadores extranjeros por equipo, los cuales eran cubiertos por Cruyff y Sotil. Los dirigentes del Barcelona, confiados en obtener la doble nacionalidad de Sotil de inmediato, por su tiempo de residencia en España, contrataron a Neeskens, compañero de Cruyff en la selección holandesa, conocida como “la naranja mecánica” para la temporada 74-75 e ir por el bicampeonato.

Desafortunadamente en Madrid los trámites no prosperaron rápidamente, porque a decir la verdad, realmente le faltaban pocos meses para cumplir con el plazo establecido, y por esa razón, el ya famoso Cholo Sotil, se quedó sin jugar el campeonato 74-75. Conscientes del error cometido, los dirigentes lo declararon jugador intransferible, con el adicional de que el Cholo, al día siguiente de cualquier  partido que sea del Barcelona, y él no jugara, podía decir: “si yo hubiera jugado, hubiéramos ganado y yo hubiera metido por lo menos dos goles”, ante cual lo felicitaban y encima le premiaban.

Era muy querido, se convirtió en ídolo, por su calidad de juego y por su humildad, en las declaraciones que daba, por ejemplo, cuando lo nombraban el jugador del partido, él agradecía y decía que “no se lo merecía porque era labor de todo el equipo”. Algo que era muy apreciado por los españoles, por lo distinto que les resultaba, una personalidad tan sencilla y alegre

Y así fue, que el Cholo engreído por su club y la afición, empezó a vivir un poco menos exigido, más relajado, y empezó a frecuentar el Bar de Paco, ubicado en el centro de Barcelona, por las carrers Valencia y Villarroel. Paco era un puneño, que sólo llegó a conocer un poco el Callao, tal como lo contaba, cuando vino directo al puerto para embarcarse a Barcelona a estudiar medicina. Por limitaciones económicas, no pudo seguir sus estudios y acabó de cocinero y creo administrador de este bar, que la comunidad peruana lo había hecho suyo, cómo el “bar de los peruanos”

Triste que Paco no pudo llegar a conocer Lima, cómo era su deseo. El Cholo, al que no veía tiempo,  me contó hace unos 2 o 3 años atrás, que ya había fallecido. Cada vez que he podido regresar a Barcelona, mi visita al Bar de Paco se hizo obligatoria. En el Bar de Paco, había platos españoles, pero también encontrabas ceviches, sin el limón de acá, causas, lomo saltado, papa rellena, posters de Macchu Picchu, del lago Titicaca, de la Cordillera Blanca, una rockola con música brava, a buen volumen, aserrín en el suelo, un tintinear de botellas, dónde se escuchaba el clásico ¡Salud!, repetidamente, y un montón de vaporinos, que llegaban al puerto de Barcelona, y obligados pasaban por el “bar de los peruanos”, en dónde si tenían suerte, se encontraban con el Cholo en vivo y en directo. Era un bar cualquiera de La Victoria, Surquillo, Callao, Breña, etc. “Un pedacito del Perú en el corazón de Barcelona”

En esa obligatoria parada del Cholo, en la comunidad peruana, se planteó la idea de resurgir, revivir, al equipo FC Perú de la colonia peruana, y jugar contra equipos de segunda y tercera división del fútbol español, en estadios pequeños en barrios periféricos de la ciudad, a cambio de un dinero a cobrar por la presencia del Cholo, con un homenaje a su persona por el campeonato ganado, y utilizar esos ingresos en la loable tarea de hacer “la casa del peruano”, para aquellos compatriotas que lo necesitaran

Los pedidos por jugar contra el FC Perú y hacerle un homenaje al Cholo Sotil, no se hicieron esperar y la demanda fue en aumento. Los dirigentes del FC Perú, eran médicos y abogados peruanos,  que habían logrado hacerse profesionales en España y ya tenían su posición lograda en algunos casos. Por su parte el Cholo, se convirtió en dirigente, jugador, mecenas y capitán  del FC Perú y nos vistió con uniformes de marca misma selección peruana, y entrábamos a la cancha con la bandera española en forma muy protocolar, mientras que la colonia peruana hacía su barra muy ruidosa, con pitos, tambores, matracas, banderas peruanas y los clásicos gritos de Arriba Perú, lo que te emocionaba y te comprometía con los colores blanquirrojos, en estadios de 5 mil, 10 mil personas, que se llenaban a tope, hasta con público en los edificios de los alrededores, para ver al gran Cholo Sotil

Tuvimos una racha ganadora, en dónde resalto en el recuerdo, un partido en Badalona, un barrio obrero, cercano a Barcelona, en dónde recibimos la sorpresa al salir a la cancha,  de parte de los dirigentes peruanos, que habían llevado desde el aeropuerto procedente de Lima, directamente al estadio, a la mamá del Cholo, sin que él lo supiera, hecho que le causó tremenda alegría, porque escuché hacía dos años que no la veía.

Así es que entre los vítores de las tribunas, al entrar al campo, todo el equipo encabezado por nuestro capitán, nos dirigimos hacia la tribuna donde estaba su mamá y el Cholo emocionado le dedicó el partido. Ganamos 9 a 0. Lo vi en la cancha a su lado, no me lo contaron, jugó como si fuera la final de un mundial, dribleó a tres jugadores en un metro cuadrado, aguantando todo tipo de patadas, saliendo de ellos, como el crack que era. Muy buen jugador. Un espectáculo. Cuando nos vestíamos en el camarín, veías que el ancho de sus piernas era como el doble de las de cualquiera. Encima chato, relativamente, por lo que hacía difícil que se cayera, cuando dribleaba a velocidad.

Y mientras todos estos partidos se iban sucediendo, nos íbamos enterando al día siguiente en los periódicos deportivos, del avance del Perú en la Copa América 1975, o llamando a la agencia de noticias española EFE, para saber si les había llegado el cable con la noticia del resultado. Hasta que Perú llegó a la final, y el hecho pasó a ser casi el único motivo de conversación, entre el grupo de aficionados al fútbol que éramos, y el Cholo de repente tomó la decisión, ¡me voy a la final! Todos nos quedamos sorprendidos. ¡Por el Perú lo que sea! Afirmó…y se fue

De inmediato, su cuñado Andrés Eche (“Piojito”), -el hermano de Guillermina, la esposa de Hugo-, que también era del equipo del FC Perú fue el encargado de traer los relojes del Barcelona para llevarlos de regalo a sus compañeros de la selección peruana, que ni se imaginaban que el Cholo llegaría.

Andrés regresó a Lima con el Cholo, y fue utilero del Alianza Lima, hasta su fallecimiento. Momento muy triste fue cuando en la misa de cuerpo presente en el Estadio Alejandro Villanueva, por el trágico accidente del Alianza en 1987, vi entrar primero su ataúd a la cancha de Matute

El viaje se manejó con total secreto, y el Cholo desapareció del Bar de Paco, y campeonamos con gol suyo. El partido lo seguí mentalmente, en esa época no había otra forma, calculando las horas de diferencia, para llamar a EFE y escuchar: “Perú Campeón, 1 a 0. Gol de Sotil”. ¡Qué emoción! Lo recuerdo cómo si fuera ayer. Y luego de la llamada, a seguir con las actividades por allá y a esperar el regreso y cuento del Cholo de lo vivido. Mis domingos deportivos, habían escalado a alternar con todo un campeón

Y regresó el Cholo, y al grito de ¡Perú! ¡Perú!, entró el Cholo al Bar de Paco. Abrazos, aplausos y los gritos de ¡Perú! ¡Perú!, no cesaban. El Cholo con una sonrisa de oreja a oreja, con más tranquilidad y la atención de los que ahí estábamos, empezó a contar tremenda hazaña. Recuerdo que contó que cuando llegó a Caracas, nadie sabía de su llegada y él tampoco sabía dónde se encontraban, por lo que preguntando llegó al estadio dónde estaban entrenando, y al verlo todos quedaron sorprendidos, atinando a envolverlo con la bandera peruana. Hecho que lo emocionó en extremo y se juró ganar la final

Ya empezado el partido, viendo a sus rivales en la cancha, le dijo súper motivado, a su compadre Cubillas, quienes se conocían jugando desde la categoría menores de Alianza Lima, “a estos les hacemos paredes, o mejor por qué no les hacemos edificios de una vez”, y al segundo de lo dicho, metió el gol con que ganaron. El camarín fue una fiesta. Y en plena fiesta fue ubicado por un dirigente del Barcelona que había ido expresamente a regresarlo de las orejas a la Ciudad Condal. Así es que no le quedó otra cosa que ir con el dirigente al aeropuerto de Maiquetía para regresar a España, y cuando esperaba su vuelo, ve a un niño de la edad de su hijo con su padre, que pensaba lo iba a saludar y al verlo, el niño lo señala y se pone a llorar. Desconcertado el Cholo, le pregunta al papá del niño que es lo que pasaba, y resultó que eran colombianos, por lo que el filósofo Sotil reflexionó en 360 grados, que “ahí me di cuenta que no sólo le daba felicidad a algunos sino también tristeza a otros”. Filosofía pura

La alegría no paraba en el Bar de Paco y como tanto el Cholo cómo nosotros, queríamos ver el partido, para hacer más gráfica sus palabras, decidimos pedirle a Panamericana TV el video del partido. Así es que el suscrito fue el encargado de llamar a Humberto Martínez Morosini y gastarnos unas pesetas en la llamada de larga distancia. Luego de la espera y pasadas de anexos, se escucha la voz del popular MM, por lo que le expliqué la llamada y le pasé el teléfono al Cholo para la confirmación del pedido, ocasionando la alegría del popular conductor de TV y el Cholo le repitió nuestro deseo de que nos enviaran el video del partido, respaldado por los gritos de ¡Perú! ¡Perú!, que conmovían hasta el más flemático del mundo. Martínez Morosini emocionado, pidió la dirección y ofreció que nos enviaban el video. Lo esperamos, días, semanas, meses, y no llegó. ¿Qué habría pasado?

Qué recuerdos. Ojalá esto llegue a los seleccionados, y sientan la enorme responsabilidad y orgullo de llevar nuestra camiseta nacional. No se imaginan la felicidad que generan a todo el Perú, sino también a las comunidades de compatriotas que existen en el mundo, que por diversas razones emigran, pero siempre llevando al Perú en el corazón

Que la actitud del Cholo, siempre la tengan presente todos los peruanos. Decidió ir con su propio peculio, sin el temor de lesionarse, que lo sancionen en su club, o reclamando un seguro porque algo le vaya a pasar, o algún beneficio por conseguir. Él lo hizo por amor al Perú, y que si así lo hiciéramos todos en la actividad que nos toque desarrollar, con seguridad el Perú estaría mucho mejor. ¡Arriba Perú!

#JuandeDiosGuevara

 

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