Analizando el Perú, nos damos cuenta que la tercera parte de su población se dedica al agro, y es en este sector que se concentra la pobreza y extrema pobreza de nuestra población. Por lo que intentar solucionar los problemas del agro debe ser prioritario, ya que el sector agrícola en el Perú está compuesto de varios mundos distintos, cada uno de los cuales opera en una etapa diferente de desarrollo. Conviven desde una agricultura moderna, con alta productividad y competitividad que en unas 200,000 hectáreas genera unos 8 mil millones de dólares de exportaciones, y las otras, en gran parte de subsistencia, dentro de las 11.4 millones de hectáreas restantes con vocación agrícola, que ameritan una estrategia gradual, enfocada en el territorio, para brindarle apoyo de manera escalonada, y así poder pretender que los agricultores y otros actores del sistema alimentario puedan mejorar sus niveles de productividad y competitividad, generando ingresos, insertándose en nuestra economía nacional, y así dar paso a la reactivación económica. No perdamos tiempo. Concentrémonos en trabajar la solución y no sigamos ahondando todos los problemas que vive la inmensa mayoría
Pensemos en que podemos trabajar juntos, sector público, privado, costa, sierra, selva, todas las edades, todos los sexos. Pensemos que por más pandemia, y confinamiento vivido, nos alimentamos diariamente, en 1 o más veces. El agro, nunca paró, y tampoco para, ni parará, mientras existamos como planeta. Y cada vez, habrá más demanda, por el incremento continuo de la población. Entonces, si nosotros tenemos una naturaleza pródiga, porque no le damos valor, aprendiendo y mejorando experiencias exitosas que se han ido logrando, para extenderlo por todo nuestro inmenso territorio nacional, favorecido por sus condiciones climáticas debido a que cuenta con una manifiesta y variada biodiversidad En el país existen 28 de los 32 climas y 84 zonas de vida sobre un total de 104 que existen en el planeta, lo que da lugar a una diversidad biológica que al interactuar nos genera una fuente natural de ventajas comparativas.
El PBI agrícola es de unos 13 mil millones de dólares, representando el 6% del PBI nacional (228 mil millones USD), a pesar de la gran cantidad de gente que se dedica a este sector, reflejando por tanto una baja productividad y competitividad, que debemos mejorar promoviendo la innovación, la investigación y el desarrollo, para lo cual, las alianzas universidad-empresa, deben esparcirse por todo el país
Para darle valor a la naturaleza, habrá que fortalecer la distribución de insumos y los servicios de asesoramiento, para que se gestionen en la forma más adecuada. Resulta necesario, transferir capacidades, mediante educación y capacitación. Entender que la transformación digital en una economía del conocimiento es una realidad, por lo que hay que desarrollar la conectividad en todo el país, y articular con el mercado nacional y global, la oferta competitiva y diversa, que debemos producir. Hacer óptimo uso del universo de apoyo que asiste a las exportaciones. Que nuestra red de oficinas comerciales, con nuestra red diplomática construidas en el tiempo, ejerzan de la mejor manera sus labores, y éstas sean sometidas a indicadores de control, para una eficiente gestión por resultados. Que se promuevan los mercados de tierras, para lo cual la titulación se vuelve indispensable. Que aprendamos de lecciones pasadas, que consideremos el cambio climático, previendo y precaviendo con una eficiente gestión de riesgos.
Para todo ello es necesario acelerar nuestra transformación digital. La tecnología ha cambiado a una velocidad sorprendente la forma en la que se crea y captura valor en el mercado. La fuerza disruptiva de la transformación digital impacta 360º en toda la organización y en todas las economías. Hay que prepararse para ello, aprovechar las grandes oportunidades y repensar los modelos de negocio tradicionales. Tomar conciencia del cambio tecnológico, definir la estrategia a seguir, para lograr la máxima eficiencia operativa, adoptando nuevas estructuras organizativas, acompañado de un liderazgo en organizaciones ágiles, conscientes de que esta nueva realidad afecta al modo de relacionarse con los clientes, la forma de trabajar de los equipos, la comunicación y, en definitiva, a la propuesta de valor de los emprendimientos.
Tenemos que superar nuestro escaso acceso digital, para el apoyo de la educación a distancia, las transferencias de efectivo digitales, la telemedicina y los servicios públicos en línea. La digitalización impulsa la inclusión social y financiera, así como los resultados en materia de aprendizaje y salud. Al 2019, el 60% de la población adulta no estaba bancarizada. En el 2020, alrededor de 230 mil estudiantes dejaron de asistir al colegio.
Postular a proyectos de capacitación, mediante la cooperación internacional para abordar las brechas críticas de conocimiento que existen entre los pequeños propietarios de tierras agrícolas puede contribuir significativamente a mejorar la productividad, aumentar la prosperidad de los agricultores y promover la sostenibilidad ambiental, todo al mismo tiempo. Proyectos como escuelas “a cielo abierto” en India, apoyados por el Banco Mundial, en dónde en pequeñas parcelas de tierra cultivada, aprenden sobre los últimos avances relacionados con la ciencia, la productividad de los cultivos, y, lo que es más importante, a adoptar prácticas agrícolas que permitan adaptarse mejor al cambio climático, mediante una plataforma de tecnología informática integrada y una red móvil.
Sin ciencia y tecnología, en el mundo actual y en el que se nos está viniendo, no clasificamos a nada. Pensemos, todos los días nos alimentamos, tenemos una biodiversidad que si la sabemos aprovechar, nos proporcionará prosperidad, a todos, en especial a esa tercera parte de la población ligada al agro. ¿Qué esperamos?
Le aviso al Gobierno, que conozco de profesionales conocedores de la problemática del agro nacional, que han hecho equipo, se han organizado, tienen objetivos claros, plan de acción, ganas de dar soluciones, son honestos y quieren al Perú. Será bueno, que el conocimiento se sume, y que el Perú, lo aproveche. Suerte
#JuandeDiosGuevara
2 comentarios en “Por dónde empezamos”
Muy buen análisis y propuesta de Juan de Dios; es importante lo que señala en el ultimo párrafo que no se esta aprovechando la experiencia y capacidad de muchos profesionales que estamos identificado con el cambio que representa el Presidente Pedro Castillo.
Excelente el planteamiento de solución e integración del agro familiar y rural a la economía.
Ojalá se pudiera crear acá en el Perú escuelas itinerantes que lleven a ese sector, las capacidades modernas para su crecimiento en conocimiento y económico para el beneficio familiar y de la comunidad.