La crisis alimentaria

Luego de sufrir dos años de pandemia por el COVID 19, vino la guerra entre Rusia y Ucrania, que ya se acerca a los cinco meses, por lo que la humanidad entera sufre sus consecuencias: Una crisis alimentaria global, que no se puede predecir su final y hasta dónde puede agravarse. Esto afecta directamente a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) u Objetivos Globales, (son 17 objetivos globales interconectados), diseñados para ser un “plan para lograr un futuro mejor y más sostenible para todos”.

Los ODS fueron establecidos en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y se pretende alcanzarlos para 2030. El ODS 2 es “Hambre 0”, por lo que se espera para el 2030 se acabe con la desnutrición y la malnutrición, en especial de la población más vulnerable, la infancia, dentro de un marco de  sostenibilidad ambiental, lo que obliga a desarrollar unos sistemas de producción sostenibles, que permitan mejorar la producción de aquellos agricultores que son la mayoría de los más vulnerables, lo que significa, capacitarlos, en mejores técnicas de cultivo e información, para que tomen las mejores decisiones, en cuanto fechas de cultivo, semillas, uso del agua, entre otros, y así incrementar su producción con mayor productividad

Con las telecomunicaciones, hay una mayor conciencia de lo que significa el hambre en el mundo, y por ello se han logrado grandes avances, pero aún hay 795 millones de personas que pasan hambre en el mundo. Lo increíble es, que la humanidad hoy en día produce alimentos para 12 mil millones de personas, siendo un poco más de la mitad, 7 mil millones de personas. Entonces, ¿cómo puede ser, que se produzca el casi el doble de alimentos de las personas que existen y sin embargo casi 800 millones de personas en el mundo, casi 30 veces la población peruana, tenga hambre?

Hay varias razones, complejas, variadas y a menudo interrelacionadas, por lo que para acabar con el hambre y la desnutrición, hacen falta soluciones integrales a la pobreza, no se le puede erradicar por partes, hay que perseverar con políticas con visión al futuro, para que funcionen en el largo plazo y las personas puedan llegar a valerse por sí mismas. Es un trabajo a largo plazo, pero como el viejo proverbio oriental, “un largo viaje, se inicia con un pequeño paso”

El hambre se sucede por la pobreza, y en mayor grado según evidencias se presenta entre los pequeños agricultores en los países en desarrollo, que cuando la economía cae, se afectan más por la inestabilidad laboral, por falta de trabajo o bajos salarios. También porque la pandemia, no les ha permitido excedentes, para su propia alimentación, así como porque no tienen almacenes adecuados, para su conservación, ni tampoco infraestructura para sacar sus cosechas y llevarlas donde se les demande.

Cómo si esto fuera poco, poseen una escasa infraestructura de riego, un mal manejo del agua, una pobre infraestructura sanitaria, con todo el daño a la salud que ocasiona, cómo es la falta de calidad nutricional, en medio de un entorno económico global, con inflación, tratando de reactivar la economía, restableciendo las cadenas de suministro, superando las graves  consecuencias de la pandemia. Pero como las crisis, se generan por una sucesión de hechos adversos, en pleno proceso de reactivación económica global, apareció la guerra entre dos grandes abastecedores de energía, alimentos e insumos para la agricultura, que ya se acerca a los 150 días, con las consecuencias que todos estamos sufriendo, por factores que se retroalimentan entre sí, que van desde conflictos hasta crisis ambientales y climáticas, desde crisis económicas hasta crisis sanitarias, con las consecuencias de mayor pobreza y mayores desigualdades

La inflación afecta más a los que menos tienen, ya que gran parte de sus pocos ingresos, son para la alimentación. Grave problema social que tenemos que afrontar con esta crisis alimentaria que ya está frente a nosotros, y tampoco podemos predecir, cuán grande lo llegue a ser.

La crisis alimentaria amenaza al mundo, y podría prolongarse varios años. Existe preocupación en América Latina ante el aumento del precio de los alimentos,   millones de personas dependen de ayudas para poder comer. La crisis alimentaria mundial se agrava por la disminución de los suministros de fertilizantes Las sanciones a Rusia, la sequía y los recortes a las exportaciones contribuyen a una grave escasez de fertilizantes. Algunos países lo ven como oportunidad, ofreciendo gas y granos al mundo, o alentando la producción orgánica y cambiando su matriz de importaciones de fertilizantes. Alimentos orgánicos, una alternativa positiva, pero el cambio a agricultura ecológica es de largo aliento.  Otros van contra los desperdicios de las cosechas, y algunos buscan sustitutos al trigo y al maíz, ante un alarmante aumento mundial de los controles gubernamentales a las exportaciones de alimentos, haciendo más notoria la escasez por reducción del suministro mundial, causando un aumento de los precios

David Malpass Presidente del Grupo Banco Mundial, sostiene que un suministro de alimentos continuo beneficia a los ciudadanos de todos los países, las restricciones de circulación y las interrupciones en las cadenas de suministro elevaron los precios, dañaron los medios de vida rurales, y exacerbaron la inseguridad alimentaria, especialmente para los pobres, por lo que resalta la reciente promesa, del Grupo de los Siete (G-7: Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido. Además, la Unión Europea cuenta con representación política, y representan el 55% del PIB mundial, del 70% que representaban en el año de su creación, 1975), de no imponer prohibiciones a la exportación de alimentos y utilizar “todos los instrumentos y mecanismos de financiamiento”, -que los disponen-,  para reforzar la seguridad alimentaria mundial.

La FAO considera que el número de personas que sufre inseguridad alimentaria aguda y requiere asistencia alimentaria urgente para salvar vidas y apoyo a los medios de vida sigue aumentando a un ritmo alarmante. En el Perú a causa de la pandemia unos 15,5 millones de peruanos quedaron en esa situación. Es decir, no pueden acceder a tres comidas diarias y llevar una vida activa y saludable. La estimación de la FAO es que el hambre siga extendiéndose. «Es de prever que la cifra ya esté aumentando porque la inflación de los precios de los alimentos es muy drástica en este momento» “La situación exige una acción conmensurable para avanzar hacia enfoques integrados de prevención, anticipación y mejor orientación para abordar de forma sostenible las causas profundas de las crisis alimentarias, como la pobreza rural estructural, la marginación, el crecimiento demográfico y la fragilidad de los sistemas alimentarios”

El problema es grave, porque si no procuramos soluciones, las agitaciones sociales y políticas, generarán más inestabilidad, mayor cantidad de conflictos sociales, más pobreza, más hambre, todo un círculo vicioso. Para reforzar la seguridad alimentaria y nutricional a largo plazo, debemos mirar más allá de las soluciones a nivel nacional y buscar soluciones regionales e internacionales que tengan en cuenta las necesidades de las comunidades que viven en entornos marginales. Necesitamos de la ayuda internacional, por ser el país con más muertos por millón de personas, por el COVID 19, necesitamos de todas las capacidades nacionales, para sobrellevar esta crisis,  con los mejores cuadros, del sector público, el privado, la Academia, los Colegios Profesionales, la sociedad civil organizada y la cooperación y asistencia técnica, nacional e internacional. Debemos priorizar la atención focalizada a grupos de riesgo, estudiantes, familias en la línea de pobreza, beneficiarios de programas sociales cuya situación ha empeorado primero con la pandemia y ahora con la inflación.

¿Qué hacer? El Perú tiene todas las capacidades para sobrellevar esta crisis, pero tiene que trabajar de manera técnica con los mejores cuadros, es decir el sector público y el privado en conjunto, con la Academia, la Cooperación Internacional, y la sociedad civil organizada. Este es un momento de solidaridad, y de oportunidades, si sabemos aprovechar, las inmensas opciones que nos otorgan nuestra biodiversidad, nuestra historia y nuestra privilegiada ubicación central en el Pacífico Sur, para enfrentar este momento difícil. Nuestro camino a ser país miembro de la OCDE, asegura contar con el apoyo para sistematizar procesos, organizarse productiva y competitivamente

Hay varias acciones urgentes a realizar en las personas con menos ingresos, atendiendo sus necesidades básicas a través de los ministerios respectivos y los Gobiernos regionales y locales, brindándoles subsidios directos y focalizados, para la compra de alimentos con una inflación de hasta 8 %, y es necesario generar ingresos en las familias más vulnerables para reactivar su economía, mediante trabajos temporales que ayuden al sector agrícola, cómo limpieza de canales, reservorios, caminos. Hay que brindar ayuda alimentaria, como una forma asistencial de luchar contra el hambre, sabiendo que no soluciona la base del problema, pero mitiga sus consecuencias

Hay que sembrar y cosechar el agua, (es el proceso de recolección (siembra) de agua de lluvia en el subsuelo para poder recuperarla tiempo después (cosecharla)), hay que desarrollar infraestructura de riego, más del 60% de la superficie agrícola del país carece de ella; hay que mejorar el uso del agua, en las  hectáreas cultivadas bajo riego, la gran mayoría  usa riego por gravedad, lo que no permite el uso óptimo del escaso recurso que es el agua. Hay que brindar acceso al agua y sistemas de saneamiento.

Hay que brindar capacitación, asistencia técnica, formación empresarial, con el internet, y el desarrollo de las tecnologías educativas, se deben lograr grandes avances diariamente y a toda hora. Una de las vías para conseguir la seguridad alimentaria es la fuerza de la educación. La transformación digital debe llegar al campo.

Hay mucha informalidad, casi todos los agricultores no acceden al crédito formal, encareciéndoles  el costo del dinero.

Hay que aprovechar esta coyuntura para hacer campañas para el adecuado uso de los fertilizantes, casi la mitad de agricultores no usan abono y cerca del 70% no utiliza fertilizantes químicos.

Hay que desarrollar el uso de semillas certificadas, más del 90% del área sembrada no las utiliza.

Hay que reconocer el papel de la mujer, que desempeña un papel clave en la lucha contra el hambre y la pobreza. Se calcula que dotando a la mujer de las mismas herramientas de acceso a la producción agrícola que al hombre, se podría reducir el número de personas que pasan hambre en un 17%.

Hay que desarrollar, apoyar, mejorar el sistema de distribución, de comunicación, para llegar de la mejor forma a los agricultores que más lo necesiten. Mejorar nuestra infraestructura de fibra óptica y vial

Mariana Escobar representante de la FAO en el Perú,  plantea la necesidad de mejorar la cadena de suministros, que hoy es altamente informal, encareciendo el costo final de los productos. “Los circuitos de comercialización en el Perú son muy largos”. Advierte que además de solucionar la crisis a corto plazo con el reparto de alimentos, la apuesta del Perú debe ser hacia una agricultura sostenible, ya que es probable que vuelvan a presentarse crisis de este tipo en el futuro, esta vez causadas por el cambio climático. «Yo creo que lo único que nos espera en lo sucesivo son crisis alimentarias». Una correcta distribución de recursos es una pieza fundamental para acabar con la pobreza y el hambre. Sin embargo, un gran número de personas todavía no pueden acceder a los alimentos que necesitan

Hay mucho por hacer, un trabajo coordinado en conjunto entre el sector público, privado, la Academia, los Gobiernos regionales, locales, la sociedad civil organizada y la cooperación y asistencia técnica, financiera internacional, debe ayudar a hacerlo posible. Es hora de trabajar conjuntamente y aprovechar la sabiduría oriental, que nos enseña que en chino, la palabra “crisis”, está formada por dos caracteres. El primero es Wei, que significa peligro y el segundo es Ji, que significa oportunidad. Tomemos conciencia del problema de la crisis alimentaria y hagámosla oportunidad, para el desarrollo de una agricultura sostenible, que nos permita precaver ante futuras crisis alimentarias, beneficiando así a millones de compatriotas y al Perú en general

#JuandeDiosGuevara

3 comentarios en “La crisis alimentaria”

  1. Concuerdo con el comentario anterior y considero q es un muy bien artículo, q desde mi modesto punto de vista, con ella se debe empezar ya, no hay tiempo para esperar.

  2. Alejandro Lòpez Aldana

    Totalmente de acuerdo!

    Lo de trabajo conjunto público-privado es una necesidad urgente. Lamentablemente en Perú pretender que los privados, especialmente los grandes, cambien su chip es como pretender traer una de las pirámides de Egipto a Sechura. Históricamente ha sido tan grande su irresponsabilidad que sólo le ha interesado amasar sus cada vez más grandes fortunas. No le ha interesado de verdad, el desarrollo social del entorno de sus proyectos.

    Sin embargo, con mente muy abierta debemos enfrentar los retos y ahora con nuevas y mejores herramientas, y especialmente, con la mejor voluntad de cambio y de trabajo!

    ¡Gracias Juan!

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